Perdido.

Ya estoy, no quiero nada más en la vida salvo poder sentir libertad en el corazón, al que tengo aprisionado con las cadenas del dolor al recordar andar en cualquier lugar, al sentir mi cuello ser besado, con una mirada de deseo o caricia en la espalda...

Deseo poder anhelar, aunque sea un momento, la suave libertad que da poder elegir qué hacer, qué poder hacer cuando uno quiera hacerlo... Y ni así, rozarla puedo.

Me agobio paseando al perro, el frío de la noche me confunde los pensamientos, las luces de las farolas atontan mis sentidos; tengo que dejar de pensar una y otra vez en los desánimos que me da la vida en cada callejuela de la ciudad de mis sueños, donde no tendría que existir ni el mal ni el dolor, simplemente tendría que ser la cuidad donde soñar con libertad, con amor y con el sexo, donde la elección no sería optativa, sería común, sería el día a día, el pan de mi mundo, las migas de mi vida.

Quema el camino correcto, intenta complicarte dejándote llevar por la vida chico, no intentes preverlo todo, eso es imposible; simplemente elije lo que más te satisfaga, lo que más te remueva el corazón, en el amor, el trabajo o los estudios; aquello que al menos una sonrisa te saque, aquello que, aunque sea un momento, te de la chispa que hace latir el corazón, como un beso, una caricia; como el amor.

Siéntete mal de vez en cuando para intenta encontrar la razón de vivir razonando el porqué de todo aquello, intenta al menos, pensar sobre el mundo y sobre todo lo que te rodea, joder, ¡intenta luchar por aquello en lo que crees, memo! Esfuérzate en conocerte al menos a ti mismo para así tachar de la lista al peor de tus enemigos...